lunes, 20 de noviembre de 2023

Elegir las batallas

Hoy es un día raro. Casi es mediodía y todavía no ha saltado ningún nuevo escándalo en la prensa digital que haya agitado la mañana informativa.

Hay una calma tensa, asimilando todavía todo ese torrente de información de los últimos días con sus protagonistas, con sus buenos y sus malos, con sus héroes y sus villanos.

Buceo por la prensa digital entre nuevos ministros y motosierras y mi atención se para en una famosa cantante que ha llegado a un acuerdo con la justicia, reconociendo su delito, aceptando una multa millonaria y 3 años de cárcel (pero, tranquilos, no ingresará en prisión). 

El tema me deja frio, me hace plantearme si la justicia es igual para todos... pero no me levanta del sillón. Eso si, me quedo con la frase que dice a la salida a "la nube de periodistas":

"Tengo que escoger mis batallas y la más importante ahora es hacer..." 

Pues eso, ya tengo un aprendizaje para el día de hoy y viene del lugar menos esperado... Debemos centrarnos, no pelear por batallas que no nos van a  dar de comer, no entrar en discusiones de bufandas, no pelear en trincheras de las que nos cuesta salir, no entrar en intercambios dialécticos que dejan heridas. Como dice mi defraudadora fiscal favorita "debemos escoger nuestras batallas" y cada uno llenaremos los puntos suspensivos de la frase con lo que de verdad nos importa y nos hace mejores. 

Y a estas alturas del partido deberíamos saber cuáles son las batallas que de verdad importan. A una edad que cualquier capricho empieza a ser urgencia, alejados de las noches de gloria, risas y música y empezando a acostumbrarnos a las salas de espera de los médicos escoger las batallas que de verdad merezcan la pena es un buen consejo para un lunes de noviembre, antesala de la llegada del invierno. 

Y si puede ser que las batallas sean pocas y las guerras menos. Quizás se trata de saber decir que no, simplemente ver de lejos las conversaciones que van a tornar en discusiones y evitarlas


 

 


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